El secundario lo hizo en el colegio Gymnasium Universitario de Tucumán –dependiente de la Universidad Nacional de dicha provincia- quedando marcado por las autoridades del mismo debido a su decisión de combatir las injusticias al lado de amigos y compañeros de militancia, como Horacio Marcelo P once y Ricardo Daniel Somaini (ver sus respectivos registros). No hace mucho a los tres se les hizo un homenaje en aquel colegio en honor a sus memorias y a sus compromisos de luchar por una sociedad más justa e igualitaria. Santillán militante de Juventud Peronista, casado, empleado municipal y estudiante universitario, fue secuestrado-desaparecido a la edad de 22 años, el 22 de abril de 1977 en Marcos Paz, Yerba Buena, Tucumán, siendo visto en el CCD de la Jefatura de Policía provincial antes de su asesinato.
Nacido en Metan, Salta el 21 de noviembre de 1953, fue a las escuelas en su ciudad natal. Militante de la Juventud Peronista fue secuestrado en San Miguel de Tucuman el 20 de septiembre de 1976 en la casa donde vivía. Aún fue visto con vida en el Arsenal Militar Miguel de Azcuénaga donde fue brutalmente torturado.
Santiago Díaz era un arquitecto de 27 años cuando fue interceptado a pocos metros de su casa por un grupo de policías de civil. Trató de escapar pero fue en vano. Lo arrastraron a los golpes, pese a que eran las siete de la tarde y pleno centro de la capital santiagueña. Nadie fue capaz siquiera de mirar mucho.
Durante los primeros días de su desaparición estuvo detenido en el subsuelo del Servicio de Informaciones Policiales, sito en la ciudad de Santiago del Estero.
La sobreviviente Teresita H. de Martínez recuerda haber estado con Santiago en el centro clandestino de detención “La Escuelita” de Famaillá, en Tucumán, por alrededor de una semana en diciembre de 1976. Pero el cabo primero de la delegación de la Policía federal en Tucumán, Juan Carlos Ortiz, que estuvo destinado en La Escuelita entre fines de 1976 y principios de 1977 declaró ante la CONADE que “El detenido Santiago Díaz, hijo del abogado Manuel Alberto Díaz, permaneció solamente tres días en este CCD, encontrandose desvendado debido a que se le habían asignado tareas de anotaciones, etc. Supone que dicho detenido fue asesinado pues recuerda que en la segunda tarde de la detención del anterior, el capitán Rubén Bessiere, que entonces era segundo Jefe del Regimiento V de Comunicaciones de Tucumán, le ordenó que fuera hasta Monteros a buscar Nafta para los vehículos, al mismo tiempo que le ordenó que regresara rápido pues tenían que “pasar” a algunos detenidos. Obviamente ello quería decir que se les iba a matar. Cuando retornó al campo, el Capitán Bessiere salía del lugar acompañado de otro Capitán, manifestando: “vuélvete porque ya está todo hecho”. Santiago Díaz no volvió a ser visto, al igual que otras dos detenidas”.
Su padre procedió de inmediato a efectuar todas las gestiones pertinentes ante las autoridades; entre ellas el entonces Gobernador de la Provincia, vinculado a su familia, sin obtener noticias del paradero de su hijo. No obstante estas gestiones y las denuncias efectuadas -incluso ante el Jefe de Policía- recién el 28 de septiembre se inicia el sumario. Los recursos de hábeas corpus interpuestos ante la justicia Ordinaria y Federal de Santiago del Estero dieron resultado negativo. Asimismo, se efectuaron gestiones ante el Ministerio del Interior que dieron motivo al expediente Nº 212.524/76 el que, según se informó a esta Comisión, fue destruido en el mes de agosto de 1982, sin que se diera razón sobre el motivo.
Un día el Dr. Díaz fue llamado por teléfono desde Buenos Aires, por un “coronel”. Este afirmó que tenía datos precisos acerca del paradero de su hijo. Insinuó que lo podrían ver. Exultante, eufórico, el Dr. Díaz tomó el primer avión a Buenos Aires junto a su esposa. Allí se presentó inmediatamente en el cuartel que se la había indicado. Fue recibido por un individuo de uniforme, quien se presentó como “el coronel López”. El militar le dijo que Santiago -el amado hijo desaparecido- estaba allí, muy cerca, incluso podía conseguirle una entrevista. Para verlo debía pagar U$S 5.000. El Dr. Díaz consiguió el dinero esa misma tarde y un día después se lo entregó al coronel. Luego de contarlo, con una sonrisa de satisfacción el militar le ordenó que regresara al día siguiente, a las siete de la mañana. Esa noche los Díaz no durmieron, contando los minutos. Desde las 6:30 el ansioso padre esperó frente al cuartel. Cinco minutos antes se presentó en la guardia. Cuando consiguió hacerse atender, un teniente le dijo… ¡que allí no había ningún coronel López!
En honor a José y su hermano Daniel se organizó una Asociación Civil que lleva el nombre de José y Daniel Loto. Luego de conocerse de esta organización, se levantó un monumento a la memoria que conmemora el 24 de marzo 1976, fecha de inicio del Proceso Militar. Al tomar difusión de esta ONG, se han conocido otros casos de otros compañeros desaparecidos, de quien se tuvo conocimiento en las fechas cercanas al secuestro de Daniel y José. Uno de ellos fue un amigo y compañero desde niños, Mario Angel Ordoñez. Otros fueron dos hijos de un ex intendente. Otros casos que se conocieron son los de Francisco Ismael Serrano Sosa, Raul Reynaga, su mamá Orfelia Reynaga, y Raúl Gonzalez..
El Dr. Abdala Auad tenía 55 años. En el mes de febrero de 1977 se desempeñaba como letrado de los titulares del paquete minoritario del Nuevo Banco de Santiago del Estero. En aquella época denunció una cuantiosa estafa realizada en perjuicio de sus patrocinados, reclamación que se hizo pública mediante sucesivas informaciones por la prensa, hasta la fecha de su secuestro y desaparición, producida el 18 de marzo de 1977.
Ese día salió de su domicilio con destino al Banco de la Provincia de Santiago del Estero, pero no llegó a esa institución ya que en la calle Buenos Aires, a la altura del número 450, fue interceptado por tres individuos que se movilizaban en un automotor.
Sus familiares presentaron de inmediato recurso de hábeas corpus y denunciaron el secuestro ante el juzgado Federal. Solicitaron también audiencias con altas autoridades gubernamentales, como los generales Videla y Harguindeguy, así como promovieron la intervención de los miembros de la Iglesia y de la Embajada de Siria en nuestro país. Finalmente se dirigieron a diversos organismos defensores de los Derechos Humanos, y expusieron el hecho ante la Organización de las Naciones Unidas. En todos los casos el resultado de las gestiones no condujo a ningún camino positivo.
Con el advenimiento del gobierno constitucional, compareció ante la “Comisión Provincial de Estudio sobre. Violación de los Derechos Humanos de Santiago del Estero”, el Sr. Roberto Manuel Zamudio, quien declaró que el día 3 de junio de 1978 fue secuestrado y conducido a un lugar clandestino de tormento y alojamiento de detenidos -que en 1984 reconoció, con intervención judicial-, donde fue atado a un elástico de cama y sobre el cual lo torturaron. En determinado momento, Zamudio sufrió un ataque grave en el funcionamiento respiratorio, por desprendimiento de gases de un brasero encendido, circunstancia en la cual escuchó que uno de los guardianes manifestaba a otro: “Casi te pasa con él lo que te ocurrió con el Dr. Abdala Auad”, lo que lo persuadió de que este último estuvo alojado en ese mismo sitio durante su cautiverio.
La denuncia de estos hechos fue radicada ante el Juez del Crimen de Cuarta Nominación de Santiago del Estero.
Fue secuestrado en su domicilio en Catamarca
Testigos presenciales vieron un vehículo similar al del ex oficial Darío Otero Arán participar en el secuestro.
Fue visto en agosto de 1976 en la Jefatura de Tucumán
Si sabe algo adicional sobre estas personas, tiene información válida, infórmeme y proporcione el enlace de dónde obtuvo la información o cómo está seguro. Si usted es un familiar o amigo y desea adjuntar un mensaje a la página de su perdido, por favor envíelo, dígame quién es y cómo está relacionado, y lo publicaré.…Read More
Si sabe algo sobre esta persona o cualquier otra, tiene información válida, infórmeme y proporcione el enlace de dónde obtuvo la información o cómo está seguro. Hay tantos desaparecidos que tienen muy poca información a la que pueda acceder. ¡No debemos olvidarlos!
Hijo/a que debio nacer en cautiverio entre marzo y abril de 1977 (caso Abuelas)
Artículos periodísticos
La Gaceta “En Pozo de Vargas habría 30 víctimas sin identificar” – 10/08/2016 +
El Diario 24: Identificaron a tres miembros de la familia Rondoletto en el Pozo de Vargas – 19/07/2016+
Página 12: Restos, nombres e historias que se recuperan – 21/07/2016 +
El Liberal: Confirmaron el hallazgo de los restos de desaparecido que militó en Santiago del Estero – 04/08/2016 +
El Diario: Identificaron a un miembro de la famila Rondoletto en el Pozo de Vargas – 05/10/2016 +
El País: Identifican a española embarazada desaparecida durante la dictadura argentina – 29/09/2016 +
El dos de noviembre de 1976, entre las 14 y las 15 hs. un grupo compuesto de más o menos 30 hombres armados pertenecientes a la Brigada de Infantería del III Cuerpo del Ejército bloquearon la cuadra y otros entraron al negocio de imprenta que Pedro Rondoletto tenía en el mismo domicilio, San Lorenzo 1666, San Miguel de Tucumán. Los hombres vestían de civil, con medias de nylon cubriendo sus rostros, y portaban armas cortas y largas y todos tenían voz de mando como los de Ejército. Uno de los hombres le pregunta a una de las personas en la imprenta si es Pedro Rondoletto. Cuando éste asiente, lo golpearon brutalmente y se lo llevaron hacia un cuarto donde ya se encontraban su esposa María Cendar de Rondoletto y su hija Silvia Rondoletto. En ese ínterin otro grupo trajo del departamento de arriba a Jorge Rondoletto y a Azucena Bermejo de Rondoletto, la esposa de éste, embarazada de cuatro meses. Mientras tanto el socio del padre y dos empleados son puestos contra la pared del mismo negocio y con las manos en alto y les dicen que “se queden quietos, pues la cosa no es con ellos”. Luego de aproximadamente 35 minutos, se van de la casa llevando toda la familia Rondoletto: Pedro, María, Silvia, Jorge y Azucena.
Los cinco fueron llevados con ojos bendados y bolsas sobre sus cabezas fuera de la casa. A los padres los metieron en un auto del estado, y a los menores, en un auto negro (según informaron los vecinos). Jorge, al salir de la casa o al entrar al vehículo, trató de enfrentarlos y lo golpearon brutalmente. Antes de partir, uno de los hombres le dijo a uno de los socios de la imprenta que tenía veinticuatro horas para sacar el equipo del edificio o que pondrían una bomba. Ese mismo día una deposición fue llevada a la estación de policía No. 8, y el padre de Azucena pidió una audiencia con el Gobernador Provincial, General Bussi, por medio de un contador, Elias, que trabajaba en la oficina del General Bussi, y al mismo tiempo era un amigo y colega de la familia Bermejo y Rondoletto. La junta jamás se llevó a cabo. Más tarde, se registraron varios pedidos de hábeas corpus, algunos de los cuáles fueron rechazados y otros tuvieron una respuesta negativa. Al mismo tiempo, se tomó acción por parte de terceras personas con el Presidente de la Nación, General Videla, con el mismo resultado en los pedidos de hábeas corpus.
Los secuestradores se apoderaron de todas las pertenencias de la familia que encontraban en la casa. Según los vecinos, la casa continuó siendo saqueada por varios días después, y se quedaba un hombre a custodiarla. También sustrajeron los dos automóviles de la familia, un AMI 8, propiedad de Pedro Rondoletto y un Citroen 3 CV propiedad de su hijo Jorge. Este último vehículo se hallaba en el Taller mecánico del Sr. Coronel, quien fue obligado a llevar personalmente el coche a la Jefatura de Policía de Tucumán.
Los secuestrados pasan por la Jefatura de Policía (fueron vistos allí por Juan Martínen Diciembre de 1976), la cárcel de Villa Urquiza y finalmente el Arsenal Miguel de Azcuénaga. El coche AMI 8 propiedad de Pedro Rondoletto fue entregado como gratificación por el Comisario Roberto Heriberto ALBORNOZ a un Sargento que iba a jubilarse y que había custodiado a la familia Rondoletto en Jefatura de Policía.
Pedro Rondoletto y su hijo Jorge son fusilados en el Arsenal Miguel de Azcuénaga por el Teniente Coronel Cafarena. Los detenidos son sacados del recinto de detención por la guardia interna y entregados al Primer Alférez Roberto BARRAZA, quien junto al Teniente Coronel CAFARENA y dos o tres gendarmes más, conducen a los Rondoletto al borde del Pozo. Una vez allí el Coronel CAFARENA hace arrodillarse a los detenidos y “‘procede a ejecutarlos mediante un disparo en la cabeza, cayendo al pozo que se encuentra cubierto de ramas y ruedas de coches.
Una vez en el pozo proceden a arrojar mas ruedas encima de los cuerpos junto con gasolina y aceite, incendiándolos con una antorcha. Pedro Rondoletto permanece aún con vida cuando le arrojan una rueda de tractor y le prenden fuego, por lo que el Exgendarme Antonio Cruz pide a BARRAZA que lo mate, pero este se niega dejándolo morir quemado.
No se sabe que pasó con el resto de su familia.
Pedro era comerciante, María, ama de casa. Silvia era maestra, Jorge técnico electrónico y Azucena era española y profesora de geografía.