Claudio era de decendencia libanesa, tenía ojos grandes marrones, cejas espesas y cabellera negra; a veces usaba barba. Era delgado y de mediana estatura con una sonrisa bella de dientes un poquito pronunciados hacia delante.
Era egresado del Colegio Nacional de Buenos Aires y de la Facultad de Filosofía y Letras, de donde se recibió como licenciado en Historia del Arte.
Trabajaba de ayudante de cátedra y periodista, escribía para los Crisis y el Cronista Comercial y la revista Arte Hispanoamericana.
Fue el fundador del Centro de Estudios e Investigaciones Artísticas.
El 11.11.76 varios vehículos conduciendo unos 10 hombres armados, estacionaron frente a la casa de los padres de Claudio Adur, en el barrio de Belgrano, Capital Federal. Procedieron a tirar una bomba delante de la puerta y la iluminaron con un proyector. Por un megáfono ordenaron a sus moradores que encendieran las luces interiores y salieran con los brazos en alto. Amenazaron a u n hermano de Claudio con tomar represalias contra su padre, si no les indicaba el domicilio de aquél. Cuando se los dijo, lo esposaron y lo hicieron subir a uno de los vehículos, que llevaba un papel blanco en el ángulo superior derecho del parabrisas delantero. Resultó ser una credencial. Al llegar frente a la Comisaría 33, el Jefe ordenó a uno de sus subordinados que bajara con ese papel en la mano y los brazos en alto, para informar sobre el operativo. Inmediatamente siguieron viaje hasta el domicilio de Claudio y Bibiana, donde ingresaron con intervención del Encargado de la finca. Se llevaron a Claudio y a Bibiana, maniatados y encapuchados, mientras indicaban a su hermano que volviera a su casa sin dar vuelta la cabeza y sin detenerse. Al día siguiente, el Encargado fue citado a la Comisaría 33 donde se le hizo firmar una declaración afirmando que en el departamento allanado no había habido procedimiento alguno.
Estaban casados y tenían un hijo de dos años y medio, José Sabino.
Además cuidaban a María Eugenia Gática Caracoche, de trece meses de edad.
José era estudiante de sociología y trabajaba en una estación de servicio,
Susana era instrumentadora quirúrgica.
Habían militado en la J.T.P, en la Juventud Peronista y en el momento de su desaparición militaban en Montoneros.
La familia fue secuestrada el 16/3/77 a las 12:30 de la mañana, mientras se encontraban comiendo el almuerzo, en su domicilio en la calle 6 y 167 del barrio Los Hornos. Personal vestido de civil y militar rodeó la manzana. Golpearon a José, lo encapucharon y lo introdujeron en el baúl de un auto. A Susana la pusieron en el asiento de atrás de otro auto, junto a Sabino y María Eugenia. Luego del secuestro saquearon la casa y se llevaron todas las pertenencias.
Fueron llevados todos a la Comisaría 5a. Los niños lloraban y estaban desesperados. A eso de las seis de la tarde, un policía agarró a cada uno de los niños bajo el brazo y se los llevó. Fueron llevados a la Brigada Femenina de Investigaciones, que era usada para el tránsito de chicos. El Comisario Silva finalmente se llevó a María Eugenia – a la que llamaba Marcelita – y se la apropió.
Hay testimonios de que Susana y José también estuvieron en La Cacha.
Sabino fue apropiado por Vladimiro Bojtovich y y Teresa Mastronicola que lo inscribió como hijo propio. Fue localizado en 1993 y actualmente tiene una buena relación con su familia biológica.
El Dr. Abdala Auad tenía 55 años. En el mes de febrero de 1977 se desempeñaba como letrado de los titulares del paquete minoritario del Nuevo Banco de Santiago del Estero. En aquella época denunció una cuantiosa estafa realizada en perjuicio de sus patrocinados, reclamación que se hizo pública mediante sucesivas informaciones por la prensa, hasta la fecha de su secuestro y desaparición, producida el 18 de marzo de 1977.
Ese día salió de su domicilio con destino al Banco de la Provincia de Santiago del Estero, pero no llegó a esa institución ya que en la calle Buenos Aires, a la altura del número 450, fue interceptado por tres individuos que se movilizaban en un automotor.
Sus familiares presentaron de inmediato recurso de hábeas corpus y denunciaron el secuestro ante el juzgado Federal. Solicitaron también audiencias con altas autoridades gubernamentales, como los generales Videla y Harguindeguy, así como promovieron la intervención de los miembros de la Iglesia y de la Embajada de Siria en nuestro país. Finalmente se dirigieron a diversos organismos defensores de los Derechos Humanos, y expusieron el hecho ante la Organización de las Naciones Unidas. En todos los casos el resultado de las gestiones no condujo a ningún camino positivo.
Con el advenimiento del gobierno constitucional, compareció ante la “Comisión Provincial de Estudio sobre. Violación de los Derechos Humanos de Santiago del Estero”, el Sr. Roberto Manuel Zamudio, quien declaró que el día 3 de junio de 1978 fue secuestrado y conducido a un lugar clandestino de tormento y alojamiento de detenidos -que en 1984 reconoció, con intervención judicial-, donde fue atado a un elástico de cama y sobre el cual lo torturaron. En determinado momento, Zamudio sufrió un ataque grave en el funcionamiento respiratorio, por desprendimiento de gases de un brasero encendido, circunstancia en la cual escuchó que uno de los guardianes manifestaba a otro: “Casi te pasa con él lo que te ocurrió con el Dr. Abdala Auad”, lo que lo persuadió de que este último estuvo alojado en ese mismo sitio durante su cautiverio.
La denuncia de estos hechos fue radicada ante el Juez del Crimen de Cuarta Nominación de Santiago del Estero.
Victor Ballestero trabajaba en la fábrica Grafa en Capital, en la calle Albarello. Una mañana, a las cuatro y veinte más o menos, salió de su casa en Moreno para la fábrica y a las dos cuadras lo estaban esperando. La familia escuchó los disparos de ametralladora muy cerca, pero no pensaban que eran para él. Según unos vecinos, luego de los disparos metieron a Victor en el baúl de un auto y se lo llevaron. Nunca más se supo de él.
Victor era delegado de la sección norte, en Grafa y se había postulado para ser secretario general del gremio, la Asociación Obrera Textil (AOT), por la lista Blanca. Hacía 20 años que trabajaba en Grafa y siempre había luchado por el bienestar de sus compañeros.
Victor estaba casado con Eva Andrada y tenían tres hijas, Adriana, Alejandra y Roxana..
Alberto era obrero metalúrgico. Trabajaba de tornero en la fábrica de Mercedes Benz en en González Catán. Fue uno de los 14 desaparecidos de la fábrica. La empresa le continuó pagando el sueldo a su familia, supuestamente para que se callaran la boca. Se estima que las desapariciones en Mercedes Benz se produjeron a raíz de que la agrupación Montoneros había secuestrado a un gerente de la empresa en octubre de 1975. Además el Ejército Argentino era el mayor cliente de Mercedes Benz ya que le compraba los camiones Unimov.
Alberto, al igual que otros compañeros de la fábrica, fueron llevados al C.C.D. Campo de Mayo. Todos menos uno de los detenidos de la Mercedez Benz fueron “trasladados”.
Alfredo e Irene Dobra estaban casados y tenían una hijita de seis meses. El día 22 se septiembre del año 1976 Alfredo y su familia fueron a La Plata. Alfredo había quedado en verse por unos minutos con Martha Andrade en el Bar 54, localizado en la calle 54 entre 12 y 13. Llegaron a eso de las once de la mañana y estacionaron el auto cerca de la puerta del bar. Alfredo se bajó para ir a encontrarse con Martha, e Irene y el bebé se quedaron en el auto esperándolos. Alfredo dijo que sólo serían unos minutos. Después de un rato Irene pensó que se estaba demorando mucho y miró hacia el bar. Vio como dos hombres se lo llevaban, aparentemente esposado, hacia la calle 13. En la esquina de la calle 13 había un auto esperando, allí lo metieron. Temerosa, Irene se bajó del auto y se fue para el otro lado con la bebita. Un par de días después el padre de Alfredo fue al bar a averiguar lo que había pasado y le dijeron que más o menos una hora antes de que llegara Alfredo al bar, había llegado un grupo de policías de la provincia vestidos de civil con Martha Andrade. La hicieron sentar en una mesa y ellos se quedaron en distintos lugares del bar. Cuando Alfredo entró al bar, aparentemente se dio cuenta que había algo extraño, porque no fue a la mesa de ella, sino que fue al baño y cuando salió del baño ahí ya se le acercaron, lo retuvieron y lo esposaron.
Temerosa, Irene se bajó del auto y se fue para el otro lado con la bebita. Un par de días después el padre de Alfredo fue al bar a averiguar lo que había pasado y le dijeron que más o menos una hora antes de que llegara Alfredo al bar, había llegado un grupo de policías de la provincia vestidos de civil con Martha Andrade. La hicieron sentar en una mesa y ellos se quedaron en distintos lugares del bar. Cuando Alfredo entró al bar, aparentemente se dio cuenta que había algo extraño, porque no fue a la mesa de ella, sino que fue al baño y cuando salió del baño ahí ya se le acercaron, lo retuvieron y lo esposaron.
Después de un rato Irene pensó que se estaba demorando mucho y miró hacia el bar. Vio como dos hombres se lo llevaban, aparentemente esposado, hacia la calle 13. En la esquina de la calle 13 había un auto esperando, allí lo metieron.
Temerosa, Irene se bajó del auto y se fue para el otro lado con la bebita. Un par de días después el padre de Alfredo fue al bar a averiguar lo que había pasado y le dijeron que más o menos una hora antes de que llegara Alfredo al bar, había llegado un grupo de policías de la provincia vestidos de civil con Martha Andrade. La hicieron sentar en una mesa y ellos se quedaron en distintos lugares del bar. Cuando Alfredo entró al bar, aparentemente se dio cuenta que había algo extraño, porque no fue a la mesa de ella, sino que fue al baño y cuando salió del baño ahí ya se le acercaron, lo retuvieron y lo esposaron.
Alfredo y Martha militaban en el Grupo Obrero Revolucionario (GOR). Le decían “Cholo” o “Pablo”. Alfredo trabajaba en la empresa del padre, una embasadora de alcohol.
Bibiana era maestra. Claudio era de decendencia libanesa, tenía ojos grandes marrones, cejas espesas y cabellera negra; a veces usaba barba. Era delgado y de mediana estatura con una sonrisa bella de dientes un poquito pronunciados hacia delante. Era era egresado del Colegio Nacional de Buenos Aires y de la Facultad de Filosofía y Letras, de donde se recibió como licenciado en Historia del Arte. Trabajaba de ayudante de cátedra y periodista, escribía para los Crisis y el Cronista Comercial y la revista Arte Hispanoamericana. Fue el fundador del Centro de Estudios e Investigaciones Artísticas.
El 11.11.76 varios vehículos conduciendo unos 10 hombres armados, estacionaron frente a la casa de los padres de Claudio Adur, en el barrio de Belgrano, Capital Federal. Procedieron a tirar una bomba delante de la puerta y la iluminaron con un proyector. Por un megáfono ordenaron a sus moradores que encendieran las luces interiores y salieran con los brazos en alto. Amenazaron a u n hermano de Claudio con tomar represalias contra su padre, si no les indicaba el domicilio de aquél. Cuando se los dijo, lo esposaron y lo hicieron subir a uno de los vehículos, que llevaba un papel blanco en el ángulo superior derecho del parabrisas delantero. Resultó ser una credencial. Al llegar frente a la Comisaría 33, el Jefe ordenó a uno de sus subordinados que bajara con ese papel en la mano y los brazos en alto, para informar sobre el operativo. Inmediatamente siguieron viaje hasta el domicilio de Claudio y Bibiana, donde ingresaron con intervención del Encargado de la finca. Se llevaron a Claudio y a Bibiana, maniatados y encapuchados, mientras indicaban a su hermano que volviera a su casa sin dar vuelta la cabeza y sin detenerse. Al día siguiente, el Encargado fue citado a la Comisaría 33 donde se le hizo firmar una declaración afirmando que en el departamento allanado no había habido procedimiento alguno.
Tenía 19 años cuando la secuestraron, cumplió los 20 en cautiverio.
Blanquita fue secuestrada en Capital y fue vista por Estrella Iglesias y otros en el Vesubio.
Estaba embarazada y dio a luz a un niño, Pedro. No se sabe el destino de Blanca o su hijo.
El hermano de Blanquita, Daniel, fue “desaparecido” en 1976.
Blanquita y sus hermanos en el casamiento de Daniel Martín, el sobrino de Blanquita, está buscando a su primo Pedro, que hoy debe tener alrededor de 23 años.