San Miguel de Tucumán, 22 de diciembre de 2006
Queridísima Irene:
¡Hace tanto que te busco!!. No me vas a creer!!. El tiempo y la distancia hicieron que nos perdamos. Después de esas suculentas cartas que nos enviábamos, contándonos todas nuestras aventuras y desventuras amorosas de la adolescencia, nuestra vida cultural, nuestros encuentros con nuestros compañeros de viaje, etc., etc., un día nos perdimos la pista.
Pero hoy quiero contarte que si he tenido muchos momentos felices en mi vida, uno de ellos ha sido viajar a Europa, conocerte a vos, a tu espíritu refinado, culto, alegre, fresco, transparente y ocurrente. En 1980 he vivido en la Capital Federal, desde allí mil veces llamé por teléfono a la casa de tus padres de la calle República de la India y nadie contestaba. En esta búsqueda llegué a encontrar también a Silvia Garibaldi, pero ella no tenía noticias tuyas ni de tu paradero. Entonces, como pensé que una mujer tan inteligente como vos ibas a triunfar en cualquier carrera que emprendieses y comencé a prestar atención a las entrevistas culturales de la televisión. Mi imaginario te ubicaba en el mundo de las letras, ya que escribías tan bien, o en el mundo del teatro, ya que habías estudiado teatro o en el mundo de las artes, o tal vez en el de los idiomas ya que a los quince años ya hablabas inglés y francés. Me decía a mi misma capaz que es traductora simultánea de algunos de éstos idiomas y prestaba atención a las entrevistas de ésta índole. Meses y años, con la esperanza que aparecieras en la televisión en alguna entrevista importante. Pensaba que de ésta forma ya podría rastrearte y encontrarte.
Siempre repito tu célebre dicho en tu visita a Tucumán, en julio de 1970, ¿te acuerdas ese sábado caminando por el centro de Tucumán donde había un mundo de gente y dijiste “Che Tuky, esto parece Punta del Este un sábado de enero”. Desde ese entonces y cada vez que alguien alaba a Tucumán siempre cuento que una amiga que había viajado conmigo a Europa dijo que “Tucumán se parece a Punta del Este un sábado de enero”. Y cada vez que repetía tu frase me quedaba pensando cómo y dónde estarías.
Anoche, después del golpe que recibí en el corazón, me fui a buscar tus cartas, recuerdo que eran miles!!!. Pero se ve que un día decidí que no tenía tanto lugar y dejé solo tres cartas tuyas!!. ¡Si hubiera sabido esta fatalidad!, las tendría conmigo!. Hoy quisiera releerlas como a las de anoche donde pude, una vez más, ver la calidad de amiga que eras y tu gran estatura espiritual para dar una mano o una sugerencia a una amiga que te pedía un consejo. A la finísima cartera que me regalaste cuando viniste a Tucu la usé muchísimos años, recién la regalé el año pasado, y te confieso que con un poco de mezquindad por el recuerdo que me traía de vos, pero ya era un pecado tener cosas que no usaba, (aunque estén nuevas), y no regalarlas.
De vos aprendí el término “hete aquí”, que hasta el día de hoy lo uso a diario. Está de más decirte que cada vez que lo digo mi voz interior me dice: “Irene Krichmar”.
Recuerdo tu pasión por ese edén que era para vos “Villa Gessell”. Las maravillas que me contabas de ese lugar!!!. , ¡qué tiempos aquellos los compartidos!, éramos chicas pero apasionadas para todo, sobre todo vos que tenías la capacidad de contar por ejemplo una obra de teatro y de hacértela vivir como si estuvieras en el teatro!. ¡Chica expresiva “lunga”!. Te acuerdas el contraste que hacíamos?, vos tan alta y yo cual enana al lado de Gulliver?. Era gracioso y nos reíamos.
Recuerdo las caminatas por Paris, las noches de fiesta en la residencia Fiap, las tertulias hasta las cinco de la mañana todos metidos en el mismo cuarto!. ¡Cosa de locos!.”Juventud, divino tesoro”!!!.
Tengo algunas fotos tuyas que algunas veces miro, hay una que sacamos en el parque 9 de julio donde estás re-linda.
Irene hoy fue un día duro para mí amiga. Te encontré en el lugar menos esperado y lo que es peor NO TE ENCONTRE!!!.
No me llamó la atención verte casada tan chica. Presumida número uno eras, y enamoradiza, más todavía. Muy buen mozo tu marido. Me lo imagino tan ético y tan excelente como vos.
DONDE ESTÉS IRENE TE MANDO UN GRAN BESO Y UN GRAN ABRAZO Y SOBRE TODO EL RECUERDO Y EL CARIÑO IMBORRABLE. SER PRIVILEGIADO, VIRTUOSO, DE CARÁCTER FIRME Y DE PERSONALIDAD MUY MARCADA A PESAR DE SER TAN JOVEN. HOY LLORO TU DEAPARARICIÓN. LE CONTÉ A MI MAMA QUE TIENE 92 AÑOS SE ACORDABA TODO DE VOS.
Irene, esto más que carta es un “brainstorming” de ideas, hoy no me pidas perfecciones, que si escribo en presente o que si escribo en pasado, tampoco me pidas orden en la escritura como lo hacías en las cartas. Hoy soy un olmo no me pidas peras que hoy llora mi corazón. Un beso, una amiga que te quiere un montón. Estela. |