Jose Santiago Illa

Jose Santiago Illa

Español

Jose Santiago Illa

Argentina

Mendoza

Nació en Mendoza un 23 de junio de 1952. No tenía hermanos y con sus padres, Santiago Pedro Illa y Elisa Magdalena Nicoletti, se vino a vivir a San Rafael (donde se crió) cuando era muy pequeño.

Asistió a la Escuela de Educación Técnica (E.E.T.) N° 4-006 “Pascual Iaccarini”, pero luego se inclinó por las humanidades y cursó en la Escuela Normal “Mercedes Tomasa de San Martín de Balcarce”. Por entonces conoció a Silvia Faget, quien sería su esposa. Ambos compartían preferencias: les gustaban los Beatles (a él McCartney, a ella Lennon) y no creían en Dios. A los 18 años él comenzó a invitarla a salir, hasta que se pusieron de novios.

Los primeros pasos de “Chiche” (una tía lo apodó así cuando era niño porque tenía muchos rulos, tez blanca y ojos claros, parecía un muñequito, un “chiche”) en el periodismo fueron cuando aún estaba en la secundaria, aproximadamente a los 15 años, en los boletines “El Comercio” y “La Capital”. Egresado del secundario escribía en el diario “La Voz del Sur”, donde era periodista su padre, que además fue director de Radio LV 4, de San Rafael.

Chiche practicaba rugby, no le gustaba el fútbol. Le gustaba leer, escribía poesía, leía a Neruda y le regaló a Silvia todos los libros de Vinicius de Moraes (uno de sus autores preferidos) pero “los malditos milicos se los robaron esa madrugada turbia”. Con ella debatían sobre literatura en general y sobre política. Otra de las pasiones de la pareja era el cine: formaron un Cineclub, donde veían películas de Godard, Fellini, cine de autor en general, para luego comentarlas y debatir. Santiago era así: autocrítico consigo mismo y muy crítico con todo, nunca pasaba desapercibido. Sus allegadas/os dicen que era alegre, sociable, tenía la chispa propia de la juventud; prefería el diálogo, llegar a la crítica de las acciones y a la autocrítica de las actitudes. Quienes lo conocen de la época de detención dicen que siempre trataba de calmar las aguas, que contaba chistes para sobrellevar la situación, pero sobre todo recuerdan que fue quien propuso organizar a los presos. Decía: “acá no importan los partidos políticos. Acá somos todos presos políticos”.

Su militancia comenzó cuando salieron de la secundaria. “Empezamos a leer ciertos libros. Me los explicaba. Me regaló “El Capital”, de Marx”, recuerda Silvia. Pero en el ’74 empezó de lleno: se fue a Córdoba para hacer contacto con una célula del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) y allí lo ubicaron en Prensa: iba a escribir en la revista “Patria Nueva”, que pertenecía al partido y estaba en circulación.

Le escribió una carta a su novia y le dijo que preparase todo, que volvía por ella y se casaban. El 10 de abril de 1974 se casaron en San Rafael y al poco tiempo se fueron a vivir a Córdoba, donde quedó embarazada. Unos meses después, ya en 1975, Santiago fue trasladado a Buenos Aires: trabajaría en la revista “Nuevo Hombre”. En Buenos Aires, Chiche deja de escribir en la revista y trabaja en una imprenta como linotipista (una de las actividades que más le gustaba), pues no logra dar con sus compañeras/os.

Decide regresar a San Rafael aunque Silvia se opone. Allí trabaja, como carpintero para la empresa Petersen, Thiele & Cruz y aunque no era muy hábil con sus manos era fiel a la idea que el partido sostenía sobre la proletarización: ser un obrero, pensar y sentir como un obrero.

En la madrugada del 9 de marzo de 1976 a las 3 a.m, en la casa de calle España 131, de San Rafael, en la que vivía con su compañera (embarazada de 7 meses) y su hijito de apenas un año, irrumpió personal del Ejército. Se lo llevaron, luego de golpearlo en el sótano, hacia la Penitenciaría de Mendoza, desde donde escribía 2 cartas por semana para su esposa. En ellas demuestra su preocupación por su hijos Héctor Reinaldo (por compañeros caídos en Córdoba: Héctor Antelo y Reinaldo Roldán) y Ana Clarisa (por compañeras caídas en Trelew: Ana María Villarreal de Santucho y Clarisa Lea Place).

Silvia escribió una última carta, que no tuvo respuesta. A mediados de mayo sus padres se la mostraron con un sello: “No se encuentra alojado en este domicilio”.
Silvia recuerda “nuestra estación era el otoño… él decía que iba a morir joven y que iba a ser en otoño”. “Silvya”, como él le escribía, deseaba estudiar danzas y para ello debía ir a Buenos Aires. Él entristeció al saber a su compañera lejos (“No creo en Dios, pero creo en el amor”, le escribía en poemas).Frente al potencial viaje de su novia, Santiago escribió para ella:

“¿Te acordarás de mí?
¿En cada mañana cuando despiertes, volverás a pensar en mí?
¿Será la noche quien haga venir tu pensamiento a esto que le llamamos AMOR?
¿Volverás a soñar con nuestros besos y desearás aquel amanecer juntos?
¿Cuándo leas algún libro volverá a vos “Todo es nuevo, antiguamente nuevo y siempre empezamos otra vez”?
Chiche

En el momento de su detención, el 9 de marzo de 1976 Chiche tenía 23 años. Fue detenido por Ley 20840 en San Rafael. Pasó al D2 y de allí a la Penitenciaría Provincial. El 12 de mayo fue informado, en su celda, de que saldría en libertad. Según sus compañeros, preparó sus cosas, se despidió de ellos y se marchó.

Fue entregado por personal penitenciario al suboficial del Ejército José Fuertes, procesado en este juicio, quien lo trasladó al Liceo Militar Gral. Espejo. Desde ese momento no se supo nada de él.

Fotos gentileza de Silvia Faget

Fuente juiciosmendoza

briancarlsonartist@gmail.com