Español
Santiago Augusto Díaz López
Argentino
Tucumán
Desaparecido el 15/9/76
Santiago Díaz era un arquitecto de 27 años cuando fue interceptado a pocos metros de su casa por un grupo de policías de civil. Trató de escapar pero fue en vano. Lo arrastraron a los golpes, pese a que eran las siete de la tarde y pleno centro de la capital santiagueña. Nadie fue capaz siquiera de mirar mucho.
Durante los primeros días de su desaparición estuvo detenido en el subsuelo del Servicio de Informaciones Policiales, sito en la ciudad de Santiago del Estero.
La sobreviviente Teresita H. de Martínez recuerda haber estado con Santiago en el centro clandestino de detención “La Escuelita” de Famaillá, en Tucumán, por alrededor de una semana en diciembre de 1976. Pero el cabo primero de la delegación de la Policía federal en Tucumán, Juan Carlos Ortiz, que estuvo destinado en La Escuelita entre fines de 1976 y principios de 1977 declaró ante la CONADE que “El detenido Santiago Díaz, hijo del abogado Manuel Alberto Díaz, permaneció solamente tres días en este CCD, encontrandose desvendado debido a que se le habían asignado tareas de anotaciones, etc. Supone que dicho detenido fue asesinado pues recuerda que en la segunda tarde de la detención del anterior, el capitán Rubén Bessiere, que entonces era segundo Jefe del Regimiento V de Comunicaciones de Tucumán, le ordenó que fuera hasta Monteros a buscar Nafta para los vehículos, al mismo tiempo que le ordenó que regresara rápido pues tenían que “pasar” a algunos detenidos. Obviamente ello quería decir que se les iba a matar. Cuando retornó al campo, el Capitán Bessiere salía del lugar acompañado de otro Capitán, manifestando: “vuélvete porque ya está todo hecho”. Santiago Díaz no volvió a ser visto, al igual que otras dos detenidas”.
Su padre procedió de inmediato a efectuar todas las gestiones pertinentes ante las autoridades; entre ellas el entonces Gobernador de la Provincia, vinculado a su familia, sin obtener noticias del paradero de su hijo. No obstante estas gestiones y las denuncias efectuadas -incluso ante el Jefe de Policía- recién el 28 de septiembre se inicia el sumario. Los recursos de hábeas corpus interpuestos ante la justicia Ordinaria y Federal de Santiago del Estero dieron resultado negativo. Asimismo, se efectuaron gestiones ante el Ministerio del Interior que dieron motivo al expediente Nº 212.524/76 el que, según se informó a esta Comisión, fue destruido en el mes de agosto de 1982, sin que se diera razón sobre el motivo.
Un día el Dr. Díaz fue llamado por teléfono desde Buenos Aires, por un “coronel”. Este afirmó que tenía datos precisos acerca del paradero de su hijo. Insinuó que lo podrían ver. Exultante, eufórico, el Dr. Díaz tomó el primer avión a Buenos Aires junto a su esposa. Allí se presentó inmediatamente en el cuartel que se la había indicado. Fue recibido por un individuo de uniforme, quien se presentó como “el coronel López”. El militar le dijo que Santiago -el amado hijo desaparecido- estaba allí, muy cerca, incluso podía conseguirle una entrevista. Para verlo debía pagar U$S 5.000. El Dr. Díaz consiguió el dinero esa misma tarde y un día después se lo entregó al coronel. Luego de contarlo, con una sonrisa de satisfacción el militar le ordenó que regresara al día siguiente, a las siete de la mañana. Esa noche los Díaz no durmieron, contando los minutos. Desde las 6:30 el ansioso padre esperó frente al cuartel. Cinco minutos antes se presentó en la guardia. Cuando consiguió hacerse atender, un teniente le dijo… ¡que allí no había ningún coronel López!
http://www.desaparecidos.org/arg/victimas/d/diazsa/